Street Fighter II

¿Quién no ha jugado a este juego de leches alguna vez? Supongo que la mayoría de los habitantes del tercer mundo, peor como no leen las chorradas que escribo, pues no cuentan. El caso es que hoy he estado dando unas patadas voladoras a lo largo y ancho del mundo gracias a la magia del emulador que no sé ni cómo conseguí poner en el ordenador y hacer funcionar después.

La verdad es que el Street Fighter tiene personajes para todos los gustos. Yo solía jugar y ganar a Ford, acelerador de partículas o 1025, o bien ser vapuleado por Fernando sin ninguna piedad, pero casi siempre con Ken, que además de ser el novio de Barbie se parecía a Vince Neil pero con Kimono:

Desde luego que entre los personajes había tres clases muy diferenciadas, los que partían la pana y los que no. Por un lado estaba mi alter ego Ken (Rubio, macizo y guaperas, como yo), Ryu y también Guile, Vega (paradigmas de lo estadounidense y español respectívamente) y toda esa gente que más o menos molaban. Por otro los que daban diréctamente pena como Dhalsim u Honda que sin conocer muy bien sus motivaciones supongo que peleaban para ganar y luego poder comerse a su rival. También estaba Zangief, pero ese era más entrañable por aquello de pelear con un gayumbo rojo en honor a su ideología y a la URRS. Vencerle daba un poco de pena y pensar en qué sería de él tras la caida del Muro de Berlín, más aún, pero me imagino que el Vodka aliviaría sus penas.

Por último había una especie de clase media con Chun-Li (la concesión a las niñas), Balrog y y M. Bison (Muchos niños disléxicos leían Mister Vision) y alguno más que me deje, que bueno, podían tener su gracia , pero poca y daba gusto vapulearles, sobre todo a Sagat que tenía toda la pinta de ser sexualmente muy depravado.